jueves, 24 de marzo de 2011

Mi mono Amedio y yo

        
 Créanme si les digo que la más que probable –según la prensa-  marcha de José Luis Rodríguez, conocido por el sobrenombre de ZP, me tiene sumido en un mar de tristeza y desesperanza. Les aseguro que es así. No creí yo que llegara a decir esto jamás, pero una cosa es lo que uno cree y otra mucho más dura, la realidad.


             Hace casi tres años nació este blog y desde el principio el inefable ZP ha sido fuente de inspiración constante para mis escritos. Ya desde el primero, el aclamado (y perdonen la inmodestia) artículo “El poder de la Z”, hasta este último, la presencia del Fenómeno ha sido constante para regocijo de mis seguidores y enfado de mis múltiples detractores.


             Y ahora la fuente de mi inspiración, la luz y guía de mis escritos, el hombre que nos ha proporcionado inolvidables momentos, amenaza con irse y esto va a suponer la desaparición de este humilde blog, para regocijo de mis detractores y enfado de mis seguidores, que haberlos, haylos.

             ZP se va.

             ZP, el hombre empeñado en enseñarnos geografía (España no es Irlanda ni Grecia y Libia no es Irak nos repite sin cesar); el hombre que es capaz de comer bollos mientras reza con Obama; el hombre que puede hablar con el viento, correr por la calles de Seúl y ser un Hombre G; el hombre que tuvo la valentía de enfrentarse a Obama poniéndole enfrente a sus gotihijas; el hombre que cree que ser zurdo es ser de izquierdas; el hombre que varias veces ha mandado a Mambrú a la paz; el hombre que hace de sus discursos un escatergori permamente; el hombre con el que hemos aprendido inglés; el hombre del que no sabemos si es de Ganímedes o de Raticulín; el hombre del No a la Guerra y del Sí a la Guerra, según; el hombre capaz de contradecirse diez veces en el mismo día;  el hombre que... en fin, el hombre que ha dado luz y sentido a nuestras descarriadas vidas.

             Y dice que se va. Es que no lo voy a poder superar.

             Él se va, y yo me siento como Marco cuando se marchó su madre, esto es, triste y compungido,  pero no solo ya que estaba acompañado por su mono Amedio.

             ZP se va, y me deja triste y compungido; solo no, que tengo en este blog mi particular Amedio y con el que desde este momento me propongo salir en su busca, igual que Marco se fue a buscar a su madre.
             Desde el momento de su marcha, encontrarlo será la razón de mi existencia. Estoy preparado para ello y hasta tengo ya una oración  / cántico que será el himno de esta búsqueda:

             (Leáse preferentemente con la música de Marco)

             No te vayas José Luis,
             No te alejes de mí.
             Adióz José Luis, pensaré mucho en ti.
             No te olvides ZP que aquí tienes tu blog,
             Si no vuelves pronto
             Iré
             a buscarte donde estés.
             No me importa donde vayas, te encontraréeeeeee.

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