jueves, 29 de abril de 2010

Puedo prometer y prometo

…que pocos saben que aunque esta frase la dijo el Gran Suárez, dicen que la escribió Fernando Ónega.



Con permiso de ambos hoy la tomo prestada para decirles a todos ustedes que puedo prometer y prometo que hoy, 30 de abril, voy a empezar a vivir de otra manera. Hoy 30 de abril, otro cambio, como el sucedido hace 16 años, en el que tuve la suerte de recibir un Sí de Lola. A las 18.30 exactamente



Han pasado 16 años desde entonces, y 45 desde que nací, un 26 de noviembre, fecha importante porque fue cuando murió Isabel la Católica. (como todos ustedes sabrán, y no me digan que no),



He tenido una buena vida, y espero seguir teniéndola, pero cambiando algunas cosas a mejor. Y no me refiero a cosas materiales, sino a las que no se compran con dinero.



Voy a empezar a hacer lo que siempre quise hacer y nunca quise tener tiempo para hacerlas, ni valentía para acometerlas. No es tiempo de ir de misiones a la India, ni de estudiar arquitectura, o la de ser un líder político. Ahora es tiempo de conseguir otras misiones, construir otras cosas y liderar mi vida y la de los míos.



Creo que he sido un buen hijo, hermano, sobrino, yerno, cuñado...y un mal amigo. O tal vez es eso lo que prefiero pensar. Pero no hay duda de que podía haber sido mejor.

Creo que he sido y soy un buen marido y un buen padre , pero no hay duda de que podía haber sido mejor. He dedicado demasiado tiempo a pensar más en los demás que en los míos. Y aún estoy a tiempo de corregir el rumbo. Hoy 30 de abril, puedo prometer y prometo que lo voy a hacer.

He ayudado cuando he querido, y no siempre cuando he podido.

He dado limosna sin mirar a la cara al necesitado, a prisa una moneda en la mano y a huir de allí. Nunca he tenido valor para pararme un minuto y preguntarle su nombre o si necesitaba algo más. Vamos, la estrategia del cobarde , ya saben: soldado que huye, sirve para otra guerra. Sirva esto como ejemplo de lo que solemos hacer en todos los ámbitos de nuestra vida.

 
Y sobre todo, me he pasado media vida preocupándome por cosas que luego jamás sucedieron.

Pero hoy les puedo prometer y prometo que todo va a cambiar.

Les puedo prometer y prometo que a partir de hoy voy a ser una persona mejor, pero de manera natural, sin ayuda del photoshop.

 
30 de abril. Se puede decir más alto, pero no más claro.

Lola, te quiero. Más que a las 18.30 horas de hace 16 años.

miércoles, 21 de abril de 2010

Un pollo en el armario

      Me gusta el pollo, en todas sus variedades culinarias: En salsa, frito, empanado, al chilindrón , a la moruna (receta de mi madre), con arroz, a la andreita, con fideos , el de Kentucky, a la parrilla, a la brasa, la sopa de pollo, el pollo criollo...

         En cuestiones de pollo solo admito una discusión: Pechuga o muslo, que es cuestión de gustos y yo, al menos en asuntos polleros lo tengo claro; siempre pechuga.

         Por otra parte , también quiero decirles que como podrán comprobar por la foto que acompaña mi perfil en este blog, no estoy calvo. Luzco una gris cabellera, enemiga de todos los greciandosmil.

         Y para rematar, les tengo que confesar que me gustan las mujeres, entendiendo esto como que soy heterosexual. Cuestión de gustos, como lo del pollo, aunque en este caso, el de las mujeres, no tengo tan claro mi postura en una posible discusión como la que planteaba con el pollo.

         Alguno de ustedes se estarán preguntando que a qué viene todo esto. Muy sencillo, yo les explico: El Presidente de Bolivia, Evo Morales, ha dicho ayer que el consumo de pollo hace que los hombres se queden calvos y que tengan tendencias homosexuales.


         Manda trillos la frase.


         Supongo que la habrá dicho mientras mascaba hojas de coca, vaya esto en su descargo, porque claro, si lo dicho por este insigne estadista fuera cierto, yo sería la excepción. Y realmente, no me creo excepción de nada, y mucho menos, un ser excepcional.

         Pero no crean que estoy convencido del todo de que estas sabias palabras cocaleras no son ciertas porque aún no he oído ni leído ninguna crítica de los sectores intelectuales y progresistas, ni ha salido ningún colorista abanderado a censurar a Evo.


         El tema, aunque parezca baladí no lo es, no, porque a partir de ahora habrá que tener mucho cuidado con las expresiones que utilizamos, no vaya a ser que no digamos lo que creemos decir.

         Así, expresiones tan nuestras como “pollo pera” o “se montó un pollo...” adquieren ahora un nuevo significado, una nueva dimensión. O refranes tan castizos como “ A pesar de ser tan  pollo, tengo más plumas que un gallo”... bueno no, este refrán si le parecerá bien al gran Evo.

         Y este personaje es quien dirige los destinos de un país. Alguien dijo una vez que en este país, el nuestro, no cabía un tonto más. En otros países tampoco.


         Para terminar, les diré que hoy al llegar a casa comprobé que había pollo para comer. Por si acaso, y mientras se aclara el tema, abrí una lata de fabada y guardé el pollo en el armario, digo en la nevera.

lunes, 19 de abril de 2010

Dando la vara.

     Me gusta el fútbol. Mucho. Pero llegados a una edad, me gusta verlo como espectador. Y como buen aficionado, soy de los que creen que cuando acaba el partido lo mejor es que el árbitro, juez de la contienda, haya pasado desapercibido. Es lo mejor que le puede pasar.


     Cuando no es así, malo. Cuando adquiere un protagonismo que puede llegar a influir en el resultado final, peor.


     No hay cosa peor en el mundo de la justicia que el juez sea el protagonista, la estrella de la causa. Y eso es lo que hoy está ocurriendo en esta nuestra España con algún que otro juez.


     Les supongo a ustedes gente instruida por lo que me ahorraré escribir el nombre del juez a quien me refiero.


     El personaje en cuestión, lleva más de 20 años dando la vara; le da igual ser competente para instruir un procedimiento. Si le place, lo hace. No hay causa en la que no intervenga, ya sea investigar las causas de la desaparición de los dinosaurios o las cuentas del Gran Capitán.


     Este envarado juez , varado en una memoria histérica más que histórica, anda metido en problemas debido a que tiene una afición desmesurada a meterse en camisas de once varas.



     Pareciera a veces que la equidad no parece ir con él. Las diferentes varas de medir suelen ser notas características, según sea investigar una causa u otra.


     Como buen andaluz de Jaén, altivo pero no aceitunero, debería saber que los olivos hay que varearlos en el momento adecuado, que varear por varear es tontería, porque no se consiguen frutos y se acaba por dañar el árbol.


     Él ya se ha encargado de dañar el árbol bajo el que todos estábamos tan tranquilos. Lo ha partido por la mitad. Ya tenemos otra vez las dos Españas.


    Afortunadamente aún quedan jueces dispuestos a que la legalidad se cumpla por igual para todos. Sintomático es que el juez que está poniéndolo en su sitio se llame Varela.


     Mientras todo este procedimiento sigue su causa yo tengo la solución para que el envarado juez deje de darnos la vara por un tiempo.



     Yo le dejaba una tarde a solas con El Tío la Vara.