Hace ya algún tiempo, allá por noviembre de 2008, escribí un breve artículo sobre Esperanza Aguirre titulado “La gata con calcetines”. Lo escribí tras los atentados de Bombay a los que sobrevivió y tras verla dar la rueda de prensa en calcetines.
Decía:
"Que siete vidas tiene un gato lo sabemos todos y que a los naturales de Madrid se les llame “gatos” , lo sabemos casi todos.
Con un simple silogismo podríamos decir que si un gato tiene siete vidas, y que si mientras hay vidas hay esperanzas, ahora nos explicamos que Esperanza Aguirre, gata ella de Madrid, salga indemne de accidentes y atentados.
Consumió una vida en su batalla política con el alcalde de Madrid, otra se la dejó en un helicóptero y la tercera entre las bombas de Bombay.
Esperanza es la gran esperanza de los que no tenemos fe en los que desde la oposición siguen haciendo eso: oposiciones a quedarse dónde están. Con ella tenemos fe y esperanza.
Hay quien dice que gato con guantes no caza ratones, pero ahí está la gata , sin guantes pero con calcetines dispuesta a dar caza al Presidente Rodríguez.
Yo si fuera ZP me echaría a temblar ya que Esperanza aún tiene cuatro vidas y para derrotarlo y subirse al tejado más alto, le sobran tres."
Ahora nos hemos enterado por ella misma que sufre un cáncer de pecho. Lo ha contado con la entereza y la fuerza que le caracteriza. Afrontándolo con torería y valor.
Una vez más tiene que hacer frente a una dura batalla, y una vez más saldrá adelante. Aún le quedan cuatro vidas y muchas cosas por hacer todavía.
Dicen que la esperanza nunca se pierde.
Y yo soy de los que dicen que Esperanza nunca pierde. Que no es lo mismo, aunque parezca igual.
Esperanza y además Aguirre, palabra ésta que significa en vasco “lugar alto que domina un terreno”. Y ella esto, lo tiene dominado. Al tiempo.
Esperanza Aguirre tiene cáncer. Que se vaya preparando... el cáncer, no ella.